Gracias
Por enseñarme a tener paciencia,
andar sin prisas,
disfrutar de la calma,
a respirar profundo.
Gracias
Por transmitirme fuerza, resistencia y paz.
Por enseñarme que el trabajo tiene sus frutos y que la vida
cambia, y a veces vienen temporales, pero si la raíz es fuerte,
lo importante permanece.
Por darme, a cambio de cuidarte, un fruto fuerte, sano y
muy sabroso, con el que saborear la vida, y disfrutar de su jugo,
en calma o con el bullicio de las personas a las que quiero.
Blanca Aguilar Segura