La primera generación de la que tenemos constancia que se hiciera cargo de nuestros olivos fue la abuela de nuestra madre, la abuela María. Ella los vio plantar, fue la primera en cuidarlos y mantenerlos para que siguieran vivos hoy y nosotros pudiéramos disfrutarlos. De ellos se obtiene nuestro AOVE Olivos Centenarios, aceite rico en aromas, complejo y a la vez suave, ligero, fácil de llevar, con la sabiduría que le dan los años, con la tranquilidad del que ha visto el tiempo pasar, observando los cambios inmutable, sereno. Así vemos los Olivos Centenarios, los olivos de nuestra bisabuela, firmes, seguros, robustos al mismo tiempo que tranquilos, relajados, serenos. Únicos.
Nuestro abuelo Paco plantó la segunda parcela de olivos cuando nació nuestra madre, hace más de 60 años. Esta es la parcela de la segunda generación, en la que hoy está el pozo con el que regamos las tres parcelas de olivos. Al igual que nuestro AOVE Coupage Premium, estable, verde, complejo, de intensidad media, muy aromático, con un amplia gama de matices.
La tercera parcela es la más reciente, hace unos 20 años nuestros padres plantaron la tercera generación de olivos, los más jóvenes, fuertes, enérgicos, de gran intensidad como nuestro AOVE Picual. La primera cosecha de estos olivos la recolectamos nosotros personalmente, a mano, los cinco hermano/as con nuestros padres, los olivos eran pequeños y a pesar de que nosotros tampoco éramos muy grandes (el mayor tenía 20 años y la pequeña 8 años) en una jornada cogimos todas las aceitunas. Recordamos ese día con mucho cariño, lástima que no se nos ocurrió llevar una cámara de fotos.
AOVE Águra es la cuarta generación, nuestro legado a la quinta es una marca, en lugar de árboles crecemos como empresa, con un modo de hacer heredado de nuestra bisabuela, de nuestro abuelo y de nuestros padres, con intención de hacer perdurar nuestro trabajo, ÁGURA, el fruto de nuestro esfuerzo, un producto que obtenemos de la naturaleza, extraído con cuidado y dedicación, tomando de la primera generación la serenidad, la calma para hacer las cosas sin prisas, de la segunda generación tomamos la constancia, la determinación y seguridad que te dan las raíces asentadas y de la tercera generación, la fuerza, la intensidad, así como la ilusión puesta en el futuro.
Esperamos que con el tiempo la quinta generación nos tome el relevo, continúe con el cultivo de los olivos y mantenga la calidad del aceite de oliva virgen extra ÁGURA, y nosotros a disfrutarlo viéndolos.